Estabamos en el salón mi madre, nuestro único gato y yo. Mi madre había estado preparando la cena, y, mientras esperábamos a mi padre, dejó todo en la cocina, con la puerta abierta.
Mientras ella estaba con el gato en su regazo, acariciándolo, le dije, para gastarle una broma:
-Anda que, mira que si estás tu aquí tan tranquila acariciando al gato, y mientras él se aprovecha para estar en la cocina comiéndose toda la cena, aprovechando que le dejaste la puerta abierta….
Mi madre corrió a cerrar la puerta, dejando a un lado al gato que tenía sobre su regazo, sin caer en cuenta de que si el gato estaba con ella no podía estar en la cocina a la vez
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