La testigo de Jehová

Una mañana, estando sola en mi casa haciendo tareas, llamaron a la puerta. Abrí y me encontré a una mujer mayor, que traía una carpeta con folletos. Después de decirme que se equivocó de piso, se identificó como testigo de Jehová, y dijo que ya aprovechaba para contarme sobre Jesús.

Me dijo que su nombre era el más ideal para predicar la palabra de Jesus, pues no había otro nombre más relacionado con Jesucristo que el de ella: dijo llamarse Pastora.

-¿Y tú, como te llamas?

Milagros.

La mujer se quedó petrificada.